- 16 Junio, 2025
- Posted by: CALEV Consulting
- Categoría: Artículos

Lunes 16 de Junio 2025.
Esta destacada matemática es Doctoranda en Educación y escritora. En 2022 publicó el libro “El viaje del Uno” (Editorial Universidad de Santiago de Chile), con ilustraciones de Nacha Márquez. En conversación con el diario La Nación, repasa el momento actual de la formación matemática de las mujeres, el interés que tienen las jóvenes en esta disciplina y las dificultades que ha debido sortear en su carrera.
La temperatura no supera los doce grados en Santiago. Son las 10 horas del segundo lunes de junio y la académica Andrea Pinto Vergara imparte la clase de Álgebra a los alumnos de primer año de Tecnología en Alimentos en la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago de Chile (Usach). Hay once jóvenes en la sala, todos con sus calculadoras en la mano. Esta mañana verán lo que es una progresión geométrica.
“Para comprender lo que es una progresión geométrica, se necesita comprender lo que es una sucesión geométrica. Esta es si la razón entre términos consecutivos es una constante R”, remarca Andrea.
Termina la clase y camina rápido, porque debe dictar, en la otra punta de la universidad, en la Facultad de Ciencias, el Taller II de Herramientas Didácticas para Matemáticas a los estudiantes de octavo semestre de Pedagogía en Matemática y Computación. Los alumnos visualizan cómo debería ser una clase ideal y terminan la sesión viendo un documental pedagógico que narra, desde el testimonio de estudiantes y profesores, la experiencia educativa realizada por las hermanas Olga y Leticia Cossettini entre 1936 y 1950 en la Ciudad de Rosario, Argentina. Finalizará el día impartiendo Cálculo II a los alumnos del plan común de Ingeniería Civil. La jornada ha sido intensa, ha hecho mucho frío, pero esta destacada docente no ha dejado de sonreír.
Andrea Pinto es académica del Departamento de Matemática y Ciencia de la Computación de la Usach, Doctoranda en Educación y escritora. En 2022 publicó el libro “El viaje del Uno” (Editorial Universidad de Santiago de Chile), de 68 páginas, con ilustraciones de Nacha Márquez. Esta obra de divulgación científica para niños, niñas y adolescentes ganó el Fondo VIME 2021.
En entrevista con el diario La Nación, repasa lo que significa ser una mujer matemática en Chile, reivindica su rol y proyecta los desafíos de esta carrera.
El 12 de mayo se celebra el Día Internacional de la Mujer Matemática, ¿por qué se instauró esta fecha?
-Se estableció en honor al natalicio de la Dra. Maryam Mirzakhani, una matemática iraní extraordinaria y profesora de la Universidad de Stanford, que en 2014 hizo historia al convertirse en la primera mujer en recibir la Medalla Fields, que es considerada el equivalente al Premio Nobel en el ámbito matemático. Tenía solo 37 años cuando falleció de un cáncer de mama. Su vida y su obra dejaron una huella profunda en muchas de nosotras. Con su ejemplo, Maryam nos mostró que las mujeres también podemos llegar a lo más alto del pensamiento matemático, que nuestro lugar está ahí, en la creación, en la investigación, en la innovación. Cuando recordamos su legado, encendemos una luz de inspiración para las futuras generaciones de niñas y jóvenes que sueñan con las ciencias. Con su vida, Maryam nos mostró que ¡nosotras podemos! Y ese mensaje sigue haciendo eco en cada rincón del mundo.
A pesar de que hay un día que las recuerda, los avances en equidad y la creciente participación femenina en la ciencia, ¿las mujeres matemáticas tienen todas las oportunidades para desarrollarse en Chile?
– Hace muchos años que nosotras las mujeres que amamos, aprendemos, enseñamos y desarrollamos la matemática, desde distintos ámbitos, tenemos la oportunidad de desarrollarnos aquí en Chile y te diría en toda Latinoamérica. Lamentablemente, no te puedo asegurar que en todo el mundo, pues hay lugares en el que existen restricciones para el acceso de mujeres a la educación. Por ejemplo: en el Oriente Medio si bien la educación primaria femenina no está legalmente prohibida, hay zonas de conflicto y regímenes estrictos que impiden su asistencia a escuelas, llegándose a exigir el “permiso” de un tutor masculino para que pueda ir a la escuela. Incluso en Afganistán el régimen talibán prohíbe la educación secundaria para las niñas mayores de 12 años, lo que las deja completamente excluidas, y eso pasa ¡hoy en el 2025!
¿Cuál es la principal barrera que enfrentan las mujeres matemáticas?
– Difícil pregunta. Lo esperable sería que te dijera que ninguna. Esa sería la respuesta pensando en que estamos ya en el cuarto del Siglo XXI, pero hay muchas barreras que enfrentamos. Me cuesta identificar la principal. Quizás esta sea nosotras mismas. Muchas veces nos autolimitamos, nos decimos ‘no podemos’, o desconfiamos en que lo podemos hacer. Colocar esta barrera en nosotras hace que la podamos cambiar, derrumbar. Pero eso también es injusto, pues hay otras barreras que no están en nuestras manos, que siguen estando en manos de la sociedad. Ejemplos: distintos índices nos comparan con la producción de los hombres, y eso nos muestra como menos productivas y eso ¡es completamente falso! En productividad le sacamos ventaja a los hombres.
Agrega: “En mi caso, además de trabajar, investigar, escribir, tengo dos hijos y hago otras cosas, que me definen: tejo, pinto, cocino, amo el jardín. Quizás ya es momento que los hombres nos miren como ejemplo a seguir y no querer ser nosotras como ellos”.
Algunas profesoras de enseñanza media cuentan que las niñas aun sabiendo las respuestas optan por no decirlas en voz alta por miedo a equivocarse delante de sus compañeros. ¿Qué piensas de este fenómeno?, ¿cómo se puede revertir?
– Creo que ese fenómeno viene arraigado de las historias de las mujeres matemáticas a lo largo de la historia. A muchas mujeres se les prohibía estudiar matemática, “pues era de un ámbito masculino”, se “necesitaba un pensamiento racional lógico” y nosotras “éramos muy emocionales” que “no entendíamos esas cosas”. Es el peso de la historia el que nos sigue pesando, que sigue arraigado en la sociedad. Para poder revertirlo debemos hablar de ello, debemos reflexionar, debemos dar a conocer esas historias. En este sentido, los invito a seguir mi podcast: “Matemática Mujer”.
INVESTIGANDO LA ANSIEDAD DE LOS PROFESORES
En tu rol de académica, ¿piensas que hay un real interés en las jóvenes actualmente en estudiar carreras relacionadas con esta disciplina?
-Por supuesto que sí. Hay un interés por los jóvenes de estudiar carreras relacionadas con la matemática, si esta es la base de la tecnología. Todas las ingenierías tienen en su base a la misma matemática. Carreras como Mecatrónica y tantas más, incluso las relacionadas con el medio ambiente o la nanotecnología. Dentro de la misma matemática queda mucho por hacer. Y la brecha de género en las carreras STEM se está acortando año a año, pero aún falta mucho por hacer.
Andrea, tú has hecho una exitosa carrera académica, ¿cuál ha sido el principal obstáculo que has debido enfrentar?
– Identificar el principal obstáculo, porque cuando son muchos me cuesta definirlo. Por el mismo trabajo me han pagado menos que a mis compañeros hombres. En una clase (no hace tantos años) un profesor no nos contestaba a las mujeres, “simplemente nos ignoraba”. En muchos textos se resalta el valor y el quehacer de los hombres por sobre las mujeres. Me han dado “consejos” sobre quedarme en la casa cuidando a mis hijos, me han dicho que mejor que mi esposo trabaje, porque gana más. Me han preguntado donde dejé a mis hijos cuando asisto a algún congreso y las veces que he debido ir a estudiar fuera del país. Te podría seguir dando muchos ejemplos. Pero uno que me duele hasta hoy vino de otra mujer que me dijo que lo que yo hacía no servía de nada, que era cero aporte y que yo no sabía nada porque mi formación no había sido como la de ella. La discriminación de otra mujer, la envidia de una par es lo que me duele.
Hoy eres Doctoranda en Educación. Cuéntanos sobre su trabajo de tesis.
-En pandemia comencé a interesarme por la neurociencia. Podía diseñar distintas situaciones de aprendizaje para que mis estudiantes comprendieran de mejor manera la matemática, pero a pesar de todo ello había algo que me faltaba y eso era el cerebro. ¿Cómo era que se daba el aprendizaje a nivel cognitivo, cerebral? Necesitaba esa respuesta. Comencé a estudiar neurociencia, buscando esas respuesta. Recuerdo una clase del Diplomado que realicé donde aparecen las emociones y algo hizo clic con mi experiencia, con lo que buscaba. Uní eso y comencé a estudiar la ansiedad de los profesores en ejercicio, pues para mí es una emoción clave del docente, quien lidera los procesos de enseñanza en sus estudiantes.
Agrega: “Una profesora puede tener muchos recursos, el mejor texto del mundo, pantalla interactiva, realidad aumentada, pero en el fondo ¡es persona! Y muchas veces nadie se da cuenta de ello. Hay apoderados, estudiantes, directores, colegas, el ministerio, la sociedad en general que exigen y exigen cosas, pero no se dan cuenta que son personas, con emociones que los afectan y, por ende, afectan los procesos de enseñanza. Esta investigación es muy importante para poder determinar cuáles son los rasgos de personalidad de los profesores de matemática y qué nivel de burnout tienen para llegar a comprender ampliamente la ansiedad que pudieran estar sufriendo. Así que invito a todos y todas las profesoras de matemática a participar de mi investigación en ansiedaddocente.cl
¿Qué te parece que las matemáticas sean parte de la formación del Papa Léón XIV?
-¡Extraordinario! Al mundo actual le falta esa transdisciplina que antes era el cotidiano. Nos volvimos tan especialistas en cada una de nuestras áreas (algo bueno, que no se mal entienda, sin eso no tendríamos los avances y la forma de vida de hoy), que nos volvimos ignorantes en tantas otras. Sin duda, su formación matemática le permite al Santo Padre tener otra mirada, una mirada más rica, más diversa de la misma realidad.
Fuente: www.lanacion.cl
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